Educar en valores. La generosidad para niños

¿Qué es la generosidad para niños? La generosidad es la actitud de una persona para ser útil e dadivosa a otra persona. Es un valor que lleva a las personas a ser más empáticas y fuertes. La persona generosa es noble, desprendida y sabe compartir... Cuando los niños son pequeños, todo es suyo y de nadie más. Todo solo les pertenece a ellos. Poco a poco, sin sentirse obligados, ellos empezarán a entender que no todo es suyo y a aprender a compartir. Trabajar la generosidad en los niños es una tarea de los padres y educadores.

Cómo y cuándo enseñar el valor de la generosidad para niños

Cuando los niños empiezan a relacionarse con otros iguales, sea un amigo o un hermano, es natural que desarrolle un sentimiento de propiedad sobre sus cosas, juguetes... No podemos decir con eso que ellos sean egoístas. Es una reacción natural como el sentir celos. Que algo sea suyo les da seguridad y por ello no lo quieren compartir.

Para conseguir que los niños sean generosos, es necesario educarles en este valor poco a poco. Si los padres aprueban sus pequeños esfuerzos, les estarán motivando a seguir con estos actos generosos.

- Cuando nota que sus padres comparten y son generosos
De nada les sirve que sus padres les obliguen o les repitan 'tienes que compartir, tienes que compartir...', una y otra vez. El ejemplo es la mejor forma de enseñar. Los niños necesitan ver que sus padres ayudan a otros padres y les hacen favores.

- Cuando es animado a ser correcto y dadivoso con los demás
Por ejemplo, cuando se compra una chocolatina, es importante que los padres la dividan entre todos de la familia. 'Un trocito para papá, para mamá, para ti, para la abuela...'.

- Cuando aprende a diferenciar que hay cosas que son de todos
Por ejemplo, la televisión, la comida, las sillas... y que las suyas son suyas, como la cama, la ropa… y que tienen el derecho sobre ellas. Son suyas y deben aprender a compartirlas.

- Cuando juega con sus padres y amigos
A través del juego los niños aprenden a ceder, a esperar la vez, a ser empático o ponerse en el lugar del otro.

Cómo los niños pueden aprender a ser generosos con tu ejemplo

- Escuchando cuentos que hablan del tema
Hay cuentos e historias que hablan de generosidad y no estaría nada mal contarles.

- Si se sienten comprendidos
Es necesario 'escuchar' los sentimientos y las opiniones de los niños. Si a ellos les cuesta compartir, dile que les entiende, que es difícil pero que compartir es bueno. Los niños deben aprender a intercambiar, pero no por obligación o imposición.

- Regalando sonrisas y cariño
No solo el compartir cosas le hace feliz al otro. Una demostración de afecto y de cariño también tiene sus beneficios. ¿Qué mejor regalo se puede hacer a los que queremos que un abrazo?

- Viviendo en un ambiente de participación y servicio a los demás
El ambiente adonde viven los niños es el escenario perfecto para que ellos aprendan valores. Si en vuestro hogar cada uno se preocupa con el otro, intenta ayudarle y a participar de su vida, será más fácil para que los niños asimilen la generosidad.

- Identificando las necesidades de los demás
Por ejemplo, si el padre necesita escribir un mensaje pero no encuentra un lápiz o un bolígrafo para hacerlo, pedir al niño que le deje uno. Les hará sentirse útil.

- Los niños jamás deben sentirse criticados por no conseguir compartir
No se puede obligar a un niño a que comparta sus cosas. Los padres, así como los educadores, no deben recriminarles. Frases como 'eres malo', 'eres egoísta'... no les ayudará a ser generoso. Al revés, solo les hará sentir que son malos y egoístas.

Poema corto sobre la generosidad para niños - Las zapatillas de la niña

Se miran las zapatillas
asustadas, una a otra,
la niña ya no las quiere
porque dice que están rotas.

¡Pero si están casi nuevas!
¿Por qué las quieres tirar?
- dice la madre a la niña -
Las podrías regalar.

Necesitará calzado
la niña que vive al lado,
es una familia pobre
¿Es que nunca te has fijado?

Las palabras de su madre
le han hecho reflexionar,
sus zapatitos azules
a la vecina dará.

Y sus zapatillas nuevas
porque rotas ya no están,
a los pies de su camita
por más tiempo seguirán.

Se escuchó a las zapatillas
aliviadas suspirar,
cuando vieron que la niña
con ellas se fue a calzar.

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